11º Aniversario Redacción Atómica: Alavedra + Diamante Negro en concierto
Alavedra y Diamante Negro en concierto por el 11º Aniversario de Redacción Atómica
¡Vuelven! Lo hemos intentado postergar, hemos apagado el móvil y hasta nos hemos auto-saboteado, pero un cumpleaños es un puto cumpleaños y hay que celebrarlo ¿Se os ocurre mejor fin de fiesta que con Diamante Negro y Alavedra?
La 16 Toneladas será testigo de un acontecimiento único al Llit del Turia, en enlace entre el Sonido Carmel y los mantras urbanos de la Ciutat Condal.
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Alavedra, el match de tu vecino:
De todas y cada una de las palabras que existen en el rico e inabarcable vocabulario español, Alavedra, después de años de incansable búsqueda y unas cuantas canciones de por medio, han dado con las dos que más les representan: uf venga.
El uf, el quejido primigenio, la mala cara, el eufemismo de pereza que alimenta cada una de las decisiones de la banda siempre de la mano del venga, el atisbo de esperanza, la luz al final del un túnel larguísimo al que te enfrentas a 40o, sin agua y sin cobertura, la última natilla en el fondo de la nevera que movido por una fe inexplicable te empeñas en buscar aún siendo consciente de su más que probable inexistencia.
Uf venga es el nombre del primer disco de Alavedra, algo que no hubiese sido posible sin la titánica, cíclica e irremediable batalla entre ambos conceptos.
8 canciones que nacen de las cenizas del Sonido Carmel y de las intrépidas aventuras de nuestros 4 héroes, Xiri, Genís, Dani y Ret enfrentándose a pecho descubierto contra la siempre temible vida cotidiana.
Diamante Negro, niños olímpicos:
Diamante Negro estrenan el 2021 con Cobi, su nuevo single, segundo adelanto de su primer álbum que podremos escuchar al completo a la vuelta del verano.
¿Barcelona 92 o un juego de palabras con el nombre del virus más de moda? Ambas y ninguna, o quizás es una nueva mascota y la vieja con la que se entretienen Diamante Negro. El fantasma del pasado X y un presente Y de llamadas extrañas, amén de los trabajos más cotizados en call centres y de riders “autónomos”.
Un riff sencillo y un mantra repetitivo para el futuro menos esperanzador de las últimas décadas. Un himno de los niños índigo frustrados para los niños tecnologizados. Una broma demasiado seria.