• 25 de septiembre de 2020

E-TALKS Pro Edition: El presente y futuro de la Industria Musical y de Eventos a debate

El pasado 21 de septiembre realizamos nuestra primera E-TALKS Pro contando con 6 ponentes del sector

Desde el año 2008 la industria musical acarrea una grave crisis, el estallido de la burbuja inmobiliaria también afectó de forma significativa al gremio, que hoy continúa arrastrando las consecuencias. Este lunes 21, pudimos asistir a la que es la séptima edición de las E- TALKS de manera un poco distinta a lo que normalmente estamos acostumbrados. Debido a la situación que ha provocado la COVID-19 el procedimiento organizativo de este evento se ha visto afectado. A pesar de ello hemos podido presenciar como diferentes profesionales del sector han compartido experiencias y preocupaciones en lo que respecta al futuro de la industria musical.

 

Entre los participantes se encontraban Nacho Mañó (productor, compositor y músico en Presuntos implicados), Angel Vela (director Fuzz Centro de Música Moderna) , Miguel torres ( Promotor de eventos, BS Entertainment) y Alex Tormo (músico en EME). Como moderadores se encontraban Quique Medina (Agència Districte) y Joaquín Costa (CEO CASFID e IDAFEST tecnología para eventos).

 

Una vez comenzado el evento se han tratado temas como ¿Por qué se han cuestionado tanto los eventos musicales a lo largo de la pandemia? Este es un tema que ha venido causando bastante controversia a lo largo de la semana. Presenciábamos como el 17 de septiembre miles de personas se movilizaron en decenas de ciudades españolas con el fin de mostrar su apoyo al sector del espectáculo y los eventos, que viven una situación límite. Sin intención de demonizar a otros sectores como pudieran ser el sector de la hostelería o el de los viajes aéreos; los participantes opinan que la vuelta a la normalidad ha olvidado al sector del espectáculo, haciéndoles cumplir con unas restricciones y una organización excesivamente cuestionadas.

 

 

 

Apuntaban que, del mismo modo que en otros sectores el gobierno debería preocuparse por implantar una serie de medidas claras y concisas que permitan la realización de este tipo de eventos sin que suponga un trastorno. Con esto, señalaban que organizar un evento de estas características podría ser inútil si con suerte les otorgaban las licencias 3 días antes del acontecimiento. Nos referimos al hecho de que el sector se enfrenta a tener que vender un espectáculo que ni siquiera puede tener la garantía de que va a celebrarse. A esta enorme dificultad se le añade la incertidumbre; los seres humanos nos mentalizamos entrono a unas reglas del juego, el problema viene cuando estas reglas son inexistentes.

 

En relación con esta cuestión se ha abordado la pregunta de ¿Porque el sector musical no se une para demandar al gobierno pertinente lo que cree que se merece? En este sentido, se expone que la industria de la música esta formada por diferentes lobbies, es decir, es un sector en el que cada cual tiene unos intereses propios de su profesión. Las necesidades son independientes, se trata de un gremio con una variedad de perfiles dispares. Esta característica evita que el sector se asocie entorno a un único consenso y que pueda reivindicar sus necesidades. Los participantes proponen que la pandemia puede ser un medio de unión para el sector, un golpe de realidad que signifique un cambio total de pensamiento dentro de la industria. Dejar de pensar de forma individual para empezar a pensar de manera colectiva. Asimismo, el lobby de la música carece muchas veces de legalidad. Con esto nos referimos a la realización de bolos en B, al doblar una voz en la producción para evitar pagar a un segundo músico...etc. Gracias, en parte, a la COVID-19 se han empezado a dar cuenta que este tipo de conductas les perjudica de forma directa y que tanto promotores como productores, músicos o cantantes deben unirse en un único fin; el de salvar la industria.

 

Se habla del solapamiento de una crisis con otra crisis; a raíz de la aparición de la piratería, así como las plataformas de streaming, la música carece de respeto. Creemos que podemos reproducir cualquier canción, en cualquier momento de manera gratuita ¿Cuánto creemos que gana un artista por varios millones de reproducciones en Spotify? Nacho Mañó nos confiesa que lo máximo que ha llegado a ganar es alrededor de 3.000 euros por una canción con más de 2 millones de reproducciones. Sin tapujos explica que la mayoría de las veces los artistas no pueden cubrir los gastos de producción de su obra y esto se ha convertido en una experiencia peligrosamente común.

 

Para finalizar, se han propuesto una serie de soluciones como intento de salvar al gremio; entre ellas encontramos la separación de un evento que en principio iba a ser masivo en diferentes espectáculos de carácter un poco más particular, adecuando para ello la organización. En sí, proponen trabajar en diferentes eventos en lugar de estar preparando todo el año un espectáculo masivo. Entre otras soluciones se propone también el que los espectadores tengan la capacidad de consumir sin moverse de su asiento, es decir, contratando a personal que tome nota y sirva las consumiciones pertinentes. Encontramos en todo esto un problema y es que el espectador español es un espectador inquieto, nuestro carácter esquiva el quedarnos sentados bebiéndonos una cerveza mientras suena en directo nuestro o nuestra cantante favorita.

 

En conclusión, se podría decir que la industria musical necesita articularse bajo una gran asociación o micro asociaciones, valorar la propiedad intelectual y transmitir una imagen de seguridad frente otros sectores, así como unificar las reglas juego. De esta manera se pretende trabajar para que esta amenaza sea una oportunidad de futuro y que estas debilidades terminen siendo unas fortalezas.

 

Autora: Maria Ventura para enterticket.es

 

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